Frutos de mi tierra / Tomás Carrasquilla; Portada Camila Cesarino Costa; Fotografías Melitón Rodríguez; Composición y fotomecánica Servigraphic
Tipo de material:
- 9589012145
- C863.4 C313f 21
Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Signatura topográfica | Estado | Código de barras | |
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Biblioteca Cesde Sede Centro | Literatura | C863.4 C313f (Navegar estantería(Abre debajo)) | Disponible | 03821 |
Biografía del autor en las solapas del libro.
I. Por la mañana -- II. Historia antigua -- III. Historia de la Edad Media -- IV. Las queseras del medio -- V. "Un cuarto alegre" -- VI. Otro ídem -- VII. La venganza -- VIII. Estrofas y pescozones -- IX. Después de un gusto... -- X. La mar de cosas -- XI. Bilis y atrabilis -- XII. Milagro disputado -- XIII. La cueva de los montesinos -- XIV. Galita lee -- XV. Llegada -- XVI. César Pinto -- XVII. En el tabor -- XVIII. De claro en claro -- XIX. Los baúles -- XX. Leña seca -- XXI. Topetón -- XXII. Los tres Pachos -- XXIII. Encadenado -- XIV. Nostalgia -- XXV. Amor del alma -- XXVI. Ilusiones y realidades -- XXVII. Idilio -- XVIII. El vuelo -- XXIX. ¡En un sueño! -- XXX. El oráculo de doña Chepa.
En Frutos de mi tierra, la primera novela de Tomás Carrasquilla, el autor revela sus extraordinarias dotes de creador de personajes y de virtuoso en el manejo del lenguaje. Es perfecta la definición de los caracteres, que se sostienen hasta el final con maravillosa igualdad a pesar de sus características tan diversas, y el lenguaje es tremendo y enérgico, reflejo de los habitantes de las montañas. A lo largo de treinta capítulos, Carrasquilla cautiva al lector en un abigarrado mundo de pasiones humanas. Son dos historias , la de los Alzate representados por Augusto, Filomena, Mina y Nieves, hermanos entre sí y de origen humilde, quienes quedan huérfanos pero con disciplina y tenacidad se convierten en comerciantes solventes, y de la de Martín Gala, joven rico que asume las poses del cachaco bogotano para lograr el amor de la hermosa y esquiva Pepa Escandón. Con la compra de trajes, bastones y hasta un caballo fino, Martín se convierte en un filipichín perfumado y ridículo, que con el tiempo ideará nuevas tácticas de conquista.
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